20 de noviembre de 2012

Con pinza... con pinza ¡no!

Y como no podía ser de otra manera, esta snob adicta a la tecnología se compró una nueva nave. Uno de esos cosos que si te subís arriba te llevan a tu casa... lo único que no tiene motoblur, así que no hace tostadas. Esto que les acabo de contar tiene mucho que ver con lo que viene a continuación, fíjense:

La otra vez en PLINA hablé del maquillaje y cerré con un final abierto, donde el interrogante quedó sin respuesta. Uno de los grandes misterios de la femineidad que seguirán torturándonos por mucho tiempo. Después de pasar un par de salidas en las que volví a verme al espejo tras una noche maquillada y me dieron ganas de nacer de vuelta ((porque era la única forma de arreglar lo que vi en el espejo, claro)), he decidido traer otro tema femenino a la pantalla de sus ordenadores, querido público. No, tampoco esta vez hablaré de toallitas ni tampones. Ah, te habías entusiasmado, ¿No?. Pero no, no te voy a dar consejos sobre ese tema. Ya estás grande para saber esas cosas, al menos eso espero si estás leyendo esto. Si no estás grande como para saber esas cosas, te sugiero que salgas de esta página ya -eso me recuerda que debería activar la opción de contenido adulto, el problema es que Lord Paja ya volvió de sus vacaciones-.

Una de las cosas que todo hombre en algún momento de su vida prueba, aunque no se anime a contarlo, es la depilación. Un proceso al cual cada mujer se somete quincenal o mensualmente -dependiendo de lo tupida de su vellosidad-, a su manera. Algunas se pasan la famosa "Epilady", otras le entran a la cera sin asco, otras usan esas bandas que se frotan entre las manos, sí sí, como hacías vos a los 14 cuando te encerrabas en el baño. Aún existen algunas retrógradas que se pasan la afeitadora... dale, ¿¡¿¡¿te afeitás las piernas?!?! 
Y otras, como su servidora, se hacen las divas y se van a depilar a un salón.

Procederé a describir facts de dicho método de depilación para que entiendan que el dolor no es lo peor, aunque es algo a lo que uno/a se acostumbra, claramente, y con el correr de los años, termina tomándolo como rutina:

- Se ha vuelto carísimo. Con la inflación se dispararon los precios de este cuasi-indispensable servicio que para algunas es casi vital. Cada tres meses más o menos (?). Lo cual nos lleva a tomar cartas en el asunto y de paso jugarnos un truco en el interín. Por ejemplo, evitando la ida al salón y retocando con alguno de los métodos alternativos como para ir "tirando".

- La depiladora por lo general se transforma al momento en que deposita la olla de cera a tu lado en una FM con todas las letras. Y de repente, en 40 minutos te convertís en una erudita sobre su vida y obra. Sabés cuántos hijos tiene, cuántas horas trabaja, qué color de calzón usa el marido, cuántas materias le faltan para terminar el secundario y cuántas minas van a depilarse mugrientas. Ahí es cuando empezás a preguntarte si limpiaron la camilla antes de que vos te acuestes. Inmediatamente después comienza un interrogatorio intentando extraer información de similares características sobre tu vida que no usará jamás en lo absoluto para nada y desechará ni bien termine de escribir el papel donde detalla lo que te hizo, pero sirve para llenar el rato. Si es copada, pone la radio y cierra el ogt.

- Si tenés la suerte de pegar una depiladora copada que te haga un buen laburo ((dale, te dejo maquinar algo sexual))... podés pedir turno con la misma para la próxima. Lo malo de esto es que nunca te acordás el nombre de la susodicha, o bien, no volvés lo suficientemente pronto como para encontrarla antes de que la rajen.

- Es genial cuando aplican el factor sorpresa. Estás mirando la pared, entretenida charlando sobre lo que vas a hacer a la noche ((explicando seguramente que te tenés que quedar en casa, o que te vas a ver con una amiga a estudiar, o que te toca laburar -probablemente labures en un call center y tengas horarios raros, no quise sugerir nada ofensivo, no lo tomes a mal- (?), porque todas las depiladoras piensan que si te vas a depilar un sábado a la mañana es porque a la noche tenés guerra)), y de repente "¡trac!" te arrancó la mitad de la gamba de un tirón. Pero cuando no lo hacen, es literalmente, la muerte en cuotas. Te va sacando de a 2cm cuadrados por vez y la mirás con cara de "Pará esta tortura ya" o bien "Dejá de boludear y depilá como corresponde, pelotuda", no sé, algo así.

- Algo tremendo es que tenés que adaptarte a los horarios de esta gente. Si no llegás antes del cierre y mañana no hacés a tiempo de ir antes de la presentación, entonces te verás obligada a realizar el proceso vos misma. Y no estás acostumbrada a esto. Claro que no le entrás a la cera, porque precisamente por esto es que vas a depilarte a un salón. Porque sos un desastre con la cera. Comprobado científicamente por las espátulas rotas de mamá xD. Entonces te ponés con la Epilady. Media hora. Una hora. Recién vas media pata. Te falta una y media más. Otra hora. Terminaste la primera pata. Te queda la otra y el cavado. "Lo termino mañana" pensás, pero no, sabés que mañana no lo vas a terminar. Así que seguís. Te quedás sin batería, ponés a cargar la epilady con una gamba y media depiladas y boludeás por doquier hasta que puedas retomar, curiosamente nunca encontrás nada útil para hacer en dicho momento, es como cuando tenés que estudiar y de repente TODO lo que te rodea es ABSOLUTAMENTE interesante. Para cuando terminás tenés un piso que barrer, dos patas llenas de puntitos colorados, un dolor de espalda de la concha de su madre, como 4 horas de tu tiempo perdidas y sufriste más que aquella vez que tuviste que defender el trabajo práctico que te habías bajado de la Encarta y presentaste sin leer.

A diferencia de mi escrito sobre la pintarrajeada nuestra de cada fin de semana. Esta vez tengo algo a favor que decir sobre la depilación: es cómoda e higiénica. Así que sepan que no es necesario "tener guerra" para querer depilarse y por consiguiente, hacerlo.
Por otro lado, a los caballeros suele gustarles la mujer depilada, y convengamos que si te querés poner el shortcito para el que venís haciendo dieta desde la Navidad pasada, no queda que te lo pongas con las patas como Schiavi. Sí, es cierto, los pelos son naturales y están ahí por algo, pero qué va... También es antinatural fumar y más de uno de por acá lo hace, ja!

Ahí se ven, comadrejas! (?)

2 comentarios:

  1. O sea que no solo hay que tener coraje para someterse a esa tortura, también hay que tener dinero, tiempo, suerte y paciencia... que bueno que las patas como Schiavi a mi me quedan joya (?)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. todo eso y más(?)

      quién te dijo que te quedan joya?!?!?! (?) xD

      Eliminar

Criticame que me la banco...